El rincón de Incla evoca estos sentimientos. Sus pequeños y simpáticos nazarenos han decidido viajar por todas las poblaciones para visitar a las diferentes cofradías y hermandades. Con emoción y orgullo cada uno puede lucir a su nazareno. La primera parada es Cuenca, uno de los lugares donde esta celebración tiene un profundo arraigo. Durante una semana las procesiones son las protagonistas de esta discreta y elegante ciudad. Y entre todas, destaca la más popular, conocida como la de las Turbas, la mañana del Viernes Santo. Un singular y ensordecedor cortejo de tambores, clarines, silbidos y golpes de baquetas precede la talla de Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Salvador. La procesión desfila por la parte antigua. De repente, un respetuoso silencio domina el ambiente. La emoción contenida se percibe en los rostros de los congregados. En esos momentos sólo se escucha al coro entonar el sentido Miserere "Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam". Terminados los versos, el bullicio recupera el protagonismo.
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